lunes, 7 de agosto de 2017

LA TRAMA QUE NOS ENREDA

Las Amigas del Prende nos estuvimos preparando para las vacaciones de invierno. Las últimas mañanas de sábado copamos el SUM del museo e improvisamos estaciones de impresión en serigrafía y talleres de costura para estrenar indumentaria.




Días atrás, lxs chicxs del taller habían impreso una tanda de 30 delantales azules con sus retratos. Silvia y Malena propusieron que sus mamás -cada vez más adentro del taller- también se hicieran de una prenda que las protegiera y las acompañara en los trabajos, que hacen afuera y adentro de la casa.

Comenzamos imprimiendo el mapa de los barrios que habitamos como vecinas, colaboradoras del museo y trabajadoras municipales. Al otro sábado, ya más cómodas con la técnica que nos habían enseñado lxs chicxs, imprimimos las frases sobre el trabajo surgidas durante El enjambre. Con esa red a la vista pudimos reconocer que eran muchos nuestros puntos de encuentro y, por otra parte, la diversidad de actividades que realizamos:
-trabajo en mi casa,
-en el frigorífico chino (¡mucho frío!),
-en la escuela primaria N°3,
-soy ama de casa,
- trabajadora de Ferrowhite
- vendo Amodil,
-colaboradora de Amigas del castillo,
- peluquera,
- soy ama de casa, repostera y estudiante,
-estoy en la ardua tarea de buscar trabajo.

El 22 de julio, Día del Trabajo No Remunerado, es una ocasión para reflexionar acerca de uno de los pilares de la desigualdad de género. Conocemos como trabajo doméstico no remunerado el realizado por las mujeres, que incluyen los quehaceres domésticos, apoyo escolar y trabajos de cuidado de chicxs y adultxs y, que en nuestro país, manifiesta una diferencia de 30 puntos entre mujeres y varones. Según un informe del INDEC del año 2013, la participación de los varones en las tareas domésticas en la Argentina es de un 58,2% y de ese tiempo destinan 3 horas promedio. Las mujeres participan un 88,9% y el tiempo promedio de horas diarias es de 6 horas. (Fuente: Rodríguez Enriquez, C. y Marzonetto, G., “Organización social del cuidado y desigualdad: el déficit de políticas públicas de cuidado en Argentina”, en revista Perspectivas de Políticas Públicas, año 4, N° 8, enero-Junio 2015, página 108).


La diversidad de tareas que hacemos las que formamos parte de este grupo no está disociada de nuestra condición de género. Amparándose en estereotipos sobre los roles y las sensibilidades de hombres y mujeres, el capitalismo obligó a las segundas a desarrollarse para el trabajo doméstico, descuidando inquietudes políticas, formativas o recreativas: “El trabajo doméstico no remunerado aparece como algo que las mujeres hacen porque les corresponde, o algo que se hace por amor. La mujer tiende a sacrificar aspectos de su vida personal y laboral para poder cumplir con las demandas del hogar y la familia” (Fuente: De Titto, J. y D’Alessandro, M., “Trabajo doméstico no remunerado: pilar de la desigualdad de género”. Consultado en portal digital http://economiafeminita.com/, 25/10/2016).

Estas fuertes desigualdades sobre la organización social del cuidado, conviven en el Prende con intentos de cambio. Los papás de lxs chicxs asisten con frecuencia y asumen tareas vinculadas con el trabajo cotidiano del taller, como llevarlxs e irlxs a buscar, proponer salidas, etc. Si buscamos una sociedad igualitaria, es fundamental que esta clase de atenciones sobre la crianza se propaguen.

Volviendo a los delantales, para los últimos encuentros, como no podíamos pagar por costura, nos trajimos las máquinas de coser. El oficio de costureras de algunas mujeres aceleró la tarea de las principiantes. Teníamos en claro que no queríamos tercerizar la costura, confiábamos en nuestros saberes y en la paciencia para enseñar y aprender. Las Amigas de la Asociación -al mejor estilo de las bolseras de Bunge y Born-, planchaban, revisaban y clasificaban las prendas terminadas.



Los delantales que quedaron a medias, los terminamos en casa. El grupo de whatsapp se llenaba de preguntas sobre cómo coser las tiritas o cuánto debía medir el dobladillo, y mensajes que decían ‘equipazooo’, ‘buen día a todas!! 39 delantales terminados’ más la foto de los delantales, ‘vamos ahora el prende tiene taller de costura’, ‘este fin de semana va estar lindo para coser’, ‘mandame cinco, más no puedo por mi salud sil’, ‘vamos chicassss’. Desde distintos lugares nos uníamos en un hacer colectivo, cada una trabajaba en forma desinteresada para las demás. Lejos quedaban los prejuicios patriarcales que sostienen que las relaciones genuinas entre las mujeres no son posibles, porque siempre ganan la competencia, la envidia y la histeria.


Finalmente, los estrenamos durante ‘¡Qué panorama!’, la actividad que propuso el museo para estas vacaciones de invierno. Confeccionar los delantales implicó muchas de estas cosas que contamos, pero, fundamentalmente, hacernos de algo que nos permitiera identificarnos con algo más grande, que va tomando forma y se consolida en cada nueva acción.


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