lunes, 14 de noviembre de 2016

CDMX

Viajamos a Ciudad de México convocados por Horacio Correa y el Museo Papalote para sumarnos a la jornada "El museo participativo". Viajamos lejos para, entre extraños, sentirnos como en casa. Beverly Serrell, Kathleen McLean, Camilo Sánchez, y esos 300 laburantes de museos tan distintos como distantes, obraron el milagro de hacernos sentir parte, socios efectivos de una aventura en marcha. La movida, dicen, pone en el centro de la escena a los "públicos" de los museos pero también, especulamos, a quienes trabajamos en ellos. No hay museos "participativos" sin trabajadores de museos con ánimos de participar. Y participar, queremos creer, es animarse a modificar el reparto, a reconfigurar, aunque sea un poco, la frontera entre quienes escuchan y quienes hablan, entre quienes actúan y quienes contemplan, y sí, también entre quienes acatan y quienes mandan.





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