domingo, 30 de junio de 2013

OJOS DE ESPÍA



Nuestro compañero Rodolfo Díaz atiende cada domingo La Casa del Espía. Pero además, haciendo honor al nombre del lugar en el que trabaja, se da maña para pescar con su cámara imágenes de todo lo que sucede a nuestro alrededor, como el ingreso a puerto del buque metanero Celestine River -con sus 277 metros de longitud y sus 138.000 metros cúbicos de gas licuado a temibles 161 grados bajo cero-; o el corte y extracción de las chatas barreras que pertenecieran al Ministerio de Obras Públicas de la Nación encalladas en los sitios 3 y 4, a cargo de los trabajadores de la grúa flotante Magnus VI. De todo pasa en este puerto y casi nada parece pasar inadvertido para los ojos de La Casa del Espía.

jueves, 27 de junio de 2013

EN EL FONDO HAY LUGAR


El próximo sábado 29/6, a partir de las 16 hs., "Cómo funciona la cosa", el taller de serigrafía de Ferrowhite, se suma a "En el fondo hay lugar", el festival y feria del Fondo Municipal de las Artes, para mostrarte todo lo que se hace por acá e invitarte a imprimir sobre morrales y remeras. Te dan una mano los participantes del taller de este año: las chicas y los chicos del Envión Saladero Boulevard.

miércoles, 26 de junio de 2013

DE LA PARED A TU REMERA

Desde principios de abril, "Cómo funciona la cosa", el taller de serigrafía del museo, viene trabajando en la sede del programa Envión Saladero Boulevard. Junto a un grupo de pibes y madres estamos armando un taller de impresión con la idea de que quede funcionando en el barrio.








Graffiti en el interior de la ex usina General San Martín

En junio salen las primeras producciones: diseños para buzos y remeras que toman los graffitis trazados por los chicos que entran a escondidas en la usina castillo, como punto de partida para contar de qué va ser joven hoy en este puerto.

miércoles, 19 de junio de 2013

EL MUSEO REINVENTADO


Entre el 11 y el 14 de junio se llevaron a cabo en el Espacio Fundación Telefónica de la ciudad de Buenos Aires, las jornadas "El museo reinventado. Conversaciones entre Holanda y América Latina." organizadas por la Fundación Typa con el auspicio de la Embajada de Holanda en Argentina. Se trató de dos días de conferencias y otros dos de trabajo en taller, de los que Ferrowhite participó en representación del Instituto Cultural de nuestra ciudad.

Durante las conferencias, expertos extranjeros y locales presentaron experiencias de transformación de museos que, mediante "formas innovadoras de gestión", han buscado atraer y generar pertenencia entre nuevos públicos. Por su parte, el taller profundizó estas problemáticas a partir de la discusión grupal en torno a problemas compartidos desde contextos socioeconómicos muy diferentes: cuál es la relación que establecen los museos con las políticas de Estado, por un lado, y con la lógica del mercado, por el otro; cómo impactan las nuevas tecnologías comunicacionales en su quehacer; en qué medida es posible conciliar o poner en "tensión productiva" los saberes heterogéneos de conservadores, educadores, gestores, especialistas y de la propia comunidad a la que los museos destinan su labor, fueron algunas de las cuestiones sobre las que se trabajó con el objetivo de generar futuras redes de colaboración entre los participantes del encuentro.

Más información en www.typa.org.ar.

martes, 18 de junio de 2013

2000 METROS

Para el que se los perdió por tele, Pedro Caballero y Angelito Caputo en dos emisiones del programa "1000 metros".


miércoles, 12 de junio de 2013

BACANICA

¿Qué tendrá que ver la publicación en 2008 de las libretas que el italiano Geniale Giretti escribió durante su paso por estas tierras, a principios del siglo XX, con la reciente fabricación en el museo de una caja para herramientas bautizada "Arreglatutti"?  En este post, Ana Miravalles parte de una de las páginas de uno de los libros de personal del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, para reflexionar sobre la relación entre idioma, inmigración y trabajo en nuestra ciudad y sobre sus transformaciones a lo largo del tiempo.



En su oficina en Puerto Galván, un secretario del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico escribe los datos de un peón de cabrestante que acaba de ingresar y anota: Septimo Pasqua, nacido en 1872, Bacanica, Italia.

¿Qué lugar es ese? Nosotros sabemos ahora que se trata de Pagánica, ciudad del Abruzzo.

¿Por qué el amanuense escribió así ese nombre? Probablemente porque escribió lo que escuchó, en castellano. Porque no podía (o no quería, sentía que no tenía por qué hacerlo) reconocer el modo en que la "g" se pronuncia en italiano o en sus variantes dialectales: la fuerza con la que el señor Pasqua cerró el velo de su paladar al pronunciar (en italiano) la "g", convenció al secretario que se trataba de una "c"; y algo similar sucedió con la "P" inicial, una bilabial tan débil a sus oídos que solo podía ser reconocida como una "B".

Había miles de trabajadores italianos en el ferrocarril y en el puerto. Y sin embargo, ¿Por qué esa persona que ejercía un poder, el de escribir, el de registrar, no podía, no quería o sentía que no tenía por qué saber italiano?

Es que el amanuense ha ido a la escuela, naturalmente a la escuela argentina, y por lo tanto escribe "correctamente", con una bella caligrafía, en castellano -el "idioma nacional"-, no importa cuál haya sido su propio origen o el de su familia. Durante esas primeras décadas del siglo XX la escuela argentina imponía -gracias a una política articulada con gran precisión, la de José María Ramos Mejía y su "educación patriótica"- no solamente el conocimiento de la gramática y la sintaxis, del vocabulario y la expresión, sino también la normalización de la pronunciación, y por consiguiente, la valoración de un cierto modo de hablar en detrimento de otros: en detrimento, justamente de las marcas que las lenguas de los inmigrantes podían llegar a dejar en la lengua local: del español castizo, de cualquiera de las variedades dialectales italianas, y cualquier otra, en realidad.

Los nombres -y en buena medida, también los apellidos- se castellanizan: Giovanni, Giulio, Giuseppe, Settimo, se transforman en Juan, Julio, José y Séptimo. No solamente tendrán que hacer el esfuerzo de aprender su nuevo nombre, sino además el de aprender a pronunciar una letra que no forma parte del sistema fonológico de la propia lengua, la "jota". Pero "hacerse la América", "progresar" en este lugar, por aquellos años, sólo era posible de ese modo: a quien hablaba y escribía bien el castellano se le abrían las puertas para acceder a puestos de trabajo mucho mejor remunerados, y así, las de una sociedad que había hecho propio ese sutil criterio de discriminación. Por eso nadie se cuestionó hacer lo que sea para aprender el castellano lo más rápido posible, para borrar la entonación y los rasgos "marcados" en la articulación de las palabras.

Otro es el caso del inglés y el francés que eran valorados no como lenguas inmigratorias, sino como lenguas de cultura y de prestigio.

¿Y quiénes eran esos que tenían el poder de abrir las puertas de los mejores puestos de trabajo, las del ascenso social? ¿Con quiénes se encontraban los inmigrantes al llegar? Los criollos, dicen algunos. Sí, por supuesto. Pero, ¿de dónde salieron esos criollos? ¿Eran "nativos"? Había un porcentaje de población indígena en la ciudad pero con toda seguridad podemos afirmar que no eran ellos justamente quienes tenían ese poder. La mayor parte de esos "criollos", eran hijos de inmigrantes (ya sea de otras ciudades del país, o de extranjeros) ya escolarizados, ya asimilados, y por lo tanto, "argentinos".

El esfuerzo del Estado estaba enfocado en esto: en 1916 hay en Bahía Blanca 66 escuelas (públicas y privadas) dependientes del Consejo Escolar Provincial, con una matrícula de 10.955 alumnos y 273 maestros. En 1927, había 68 escuelas, 468 maestros y 13.169 alumnos que recibían educación primaria. Las maestras enseñaban, corregían, y felicitaban calurosamente a los niños que más y mejor aprendían, desaprobaban los "errores" producidos por la interferencia lingüística (tragarse las "s" finales o un grupo consonántico como "ct", decir "me se" en lugar de "se me cayó", o "voy del dotor" en vez de "voy a lo del doctor", ponerle artículo a los nombres propios...), actitud de reprobación y de subestimación incluso, que muchas veces era adoptada también por los otros niños... La presión por salir de esa situación de inferioridad propia del inmigrado (y especialmente de quienes conocían solo el propio dialecto) induce el deseo de aprender también en los adultos, y por eso muchos inmigrantes leen en castellano (pienso en la cantidad de diarios y periódicos que se publicaban y se vendían en Bahía Blanca a hasta mediados de siglo; pienso en una mujer como Rosa Segatta que lee lo que le caiga a la mano, a fines de los años 20; y en Julio Grosselli que mientras hace guardias en la usina eléctrica, a fines de los años 40, devora novelas de Corín Tellado).

Recién en estos últimos 25 años se inició el proceso inverso de valoración y estimación del estudio del italiano, lengua que la mayor parte de los descendientes de italianos ha estudiado como una lengua extranjera (salvo -en algunos casos y con varias salvedades- los hijos de los que llegaron en los años 50). *

Del shock que tiene que haber provocado en los inmigrantes esta presión y este esfuerzo por aprender otro idioma, y asimilarse, es algo de lo que no se suele hablar, todavía.

Yo siento la necesidad -imperiosa- de conocer este proceso de configuración de la identidad de los inmigrantes italianos en este lugar del mundo, y la de sus hijos y nietos, para poder sobrevivir a la avalancha de eslogans basados en clishes quasi-publicitarios, y de versiones retrospectivas del pasado, que demuestran una determinada voluntad por inventar y consolidar una identidad y un sentido de pertenencia fuertes, pero, paradójicamente, a partir de un manifiesto desconocimiento de la historia. Proyectar hacia los argentinos descendientes de italianos un concepto general y abstracto de "italiani all'estero", sin tener en cuenta estas experiencias concretas, puede llegar a generar equívocos, desencuentros y perplejidades entre quienes desean -sin duda con las mejores intenciones-, actuar e influir en la realidad presente.


* Puedo decir esto con conocimiento porque me desempeño, desde el año 1986, como profesora de italiano.
Indispensable para reflexionar sobre este asunto es el libro de Angela Di Tullio, "Políticas lingüísticas e inmigración: el caso argentino", Eudeba, Buenos Aires, 2011.


lunes, 10 de junio de 2013

HISTORIA Y TERRITORIO


El sábado la visita por el museo arrancó en Bahía Blanca, más precisamente frente al galpón de montaje de los Talleres Bahía Blanca Noroeste. Junto a los alumnos de la Cátedra de Historia del Arte y la Cultura de la UNS y su profesora Diana Ribas, recorrimos los talleres, el Mercado Victoria, el puente Colón y el "barrio inglés" tratando de conocer sobre el terreno la historia de nuestra ciudad en su cambiante relación con eso que llamamos el ferropuerto.

martes, 4 de junio de 2013

MILITANTES DE LA TERQUEDAD



El viernes presentamos en el museo "Ferrocarriles Argentinos. Destrucción / Recuperación.", libro en el que Juan Carlos Cena recopila y articula propuestas para la mejora del sistema de trenes en nuestro país. ¿Y qué tal andan los ferrocarriles hoy?, pregunta un distraído. La respuesta depende de si los pasajeros son personas o granos. En lo que a las personas respecta, para muestra basta este botón: amante incondicional de los trenes, a Juan Carlos no le quedó otra que llegar a Bahía en ómnibus. En el museo lo esperaba un montón de gente, y entre esa pequeña multitud, un grupo de jubilados ferroviarios que otro colectivo había traído desde la localidad de Saavedra, nudo ferrocarrilero que sufrió como tantos, y al mismo tiempo como pocos, las consecuencias de la privatización del servicio y del cierre de ramales, a partir de 1991. Estos ferroviarios y sus mujeres, "compañeras de fierro", participaron el año pasado de un taller de realización audiovisual organizado por PAMI. Fue así que, con la coordinación de María José Bianchi, produjeron el corto que encabeza esta entrada, y que el viernes proyectamos en pantalla grande, como merece un estreno.




Hubo aplausos, un relato en la voz de "Los Abuelos Leecuentos", pero también meditadas razones -las concesiones llevan ya más de 20 años- para sostener, como otras veces, la necesidad de avanzar en la recuperación de los ferrocarriles en favor de los intereses de toda una nación. Recuperarlo no quiere decir devolverlo a la situación previa al desguace, sino vincular la experiencia pasada con las necesidades presentes. Recuperarlo implica entender el tren no en competencia sino como complemento necesario de los demás medios en un sistema integrado de transportes, pero sobre todo ampliar su concepción: de la lógica del lucro particular a la del beneficio social. Nadie dice que sea fácil. Hay distintas opiniones sobre cómo encarar este cambio. Pero para los presentes el otro el día, y sospechamos que para muchos más, esta es una tarea de la que un Estado dispuesto a reasumir potestades no puede permanecer al margen.

Esto nos escribe Beatriz Rodríguez, una de las  participantes del encuentro: "Como nieta, hija y hermana de ferroviarios, 'militantes de la terquedad' como dice Cena, soy parte de esa historia, de un país con luchas e historias completas de compromiso, con valores humanos de verdad y códigos de compañerismo, donde la palabra se respetaba y tenía sentido, nací escuchando los relatos de la huelga del 61, el plan Larkin, etc, etc. Y ya joven ví el desguace y la entrega de "Ferrocarriles Argentinos", en la década infame de los 90. Asistí al desempleo feroz de los miles de trabajadores cesanteados, uds. diran como milles más del pueblo argentino. Pero los ferroviarios son otra historia. Tienen un sentido de pertenencia diferente. Dejarlos sin su trabajo, su oficio, fue para ellos, mucho más que dejarlos sin el sostén económico para sus familias. Los desintegraron moralmente, los expulsaron de sus conquistas, sus gremios se disciplinaron... y también traicionaron, ni la dictadura salvaje, logró [en este sentido] lo que logró Menem. Gracias Ferrowhite! por el esfuerzo continuo de mantener viva la Memoria de todos los trabajadores del sector portuario y socializar un 'cacho' de cultura, y de contar la 'verdadera historia, quien quiera oír, que oiga'. Gracias PAMI por impulsar estos proyectos, y darnos la libertad de expresarnos junto a los Mayores integrados en una nueva Argentina."

El libro "Ferrocarriles argentinos" incluye un artículo elaborado en Ferrowhite en base a lo que escriben, sobre la mejora de los trenes en nuestra zona, algunos ferroviarios de extensa trayectoria como Darío Temperini, Mario De Simón, Adolfo Blasco, Raúl Rial y Pedro Caballero. Lo podés leer haciendo click acá.