lunes, 31 de diciembre de 2012

domingo, 30 de diciembre de 2012

POR QUÉ BRINDAMOS

Difícil resumir todo lo que se hizo en Ferrowhite de enero hasta hoy, pero poco se pierde con intentarlo. Ferrowhite es un lugar en el que las cosas, además de ser exhibidas, se fabrican. ¿Y qué produce un museo taller? Un museo taller genera herramientas. Útiles para ampliar nuestra comprensión del presente y, por tanto, nuestra perspectiva del futuro, forjados en la labor con objetos y documentos del pasado, pero también en el cuerpo a cuerpo con la experiencia vital de cientos, miles de trabajadores que forman parte de, y le dan forma a, esa historia.



NAVEGAR SIN TEMOR
Arrancamos 2012 botando en las aguas de la ría el “Arca Obrera”, una balsa de supervivencia construida con bidones de agua en desuso. La embarcación es resultado de la tarea del equipo del museo junto a Roberto Orzali, Angel Caputo y Roberto ´Bocha´ Conte, trabajadores del mar. Inspirada en la balsa de tambores que, allá por los 70, utilizaban en su labor los buzos de la ex usina General San Martín, el Arca Obrera sirve para navegar por la ría, pero también para aventurarse en la historia de las transformaciones del espacio costero y su impacto en la Bahía toda. Entre el 11 y el 14 de octubre, el Arca unió Ingeniero White con el puerto de Buenos Aires para participar de Fase, un encuentro de arte y tecnología que se desarrolló en las salas del Centro Cultural Recoleta. Tal vez la pregunta implícita en el proceso de su construcción y uso es qué tipo de lazos somos capaces de tramar en el disenso, toda vez que de mantenernos unidos depende seguir a flote.

MOMO EN LA MAREA
Y la nave se bautizó con fiesta: la noche del 10 de marzo los ritmos del agua y del ritual reunieron sus ciclos y de tan raro encuentro vino a resultar ese cataclismo que llamamos el Carnaval de la Marea. Para los whitenses, la palabra “marea” alude no solo al movimiento del mar, sino además al extenso territorio que el vaivén del agua afecta. Un sitio en el que cada cosa varía su disfraz con los cambios de la luna, el movimiento de los vientos o el trabajo de las dragas. Un lugar en el que se exporta, se comercia, se produce, sí, pero también se vive y se festeja. Aquel sábado 10, dejaron su huella en el barro de La Rambla de Arrieta, los murgueros de la agrupación "Vía Libre", la compañía de acrobacia aérea "Fuera de Código", las bandas "La Cigarra", "Te va piola" y "Los de siempre", el grupo de candombe "Vamo' Arriba", los músicos Sarita Cappelletti, Chiche Ursino, Alejandro Paredes y Astor Vitali... Junto a ellos, una verdadera multitud cantó y bailó hasta que los pies y las gargantas se volvieron brasa. Como la marea, el carnaval se fue para volver.


LOS FERROCARRILES QUE LOS FERROVIARIOS IMAGINAN
Los ferroviarios que hemos ido entrevistando a lo largo de este tiempo no solo nos han contado sus vidas y oficios: todos de un modo u otro plantean ideas acerca de cómo podrían mejorarse los ferrocarriles y qué características específicas debería tener esa reorganización en una zona de importancia como la de Bahía Blanca. Propuestas que, más allá de la factibilidad inmediata de su puesta en práctica, coinciden en más de un aspecto. A principios de año, Juan Carlos Cena nos invitó a participar del libro “Ferrocarriles Argentinos. Destrucción / Recuperación.”. Con la premisa de la reconstrucción en mente, consultamos a Darío Aldo Temperini, Mario De Simón, Adolfo Blasco, Raúl Rial y Pedro Caballero, y a partir de sus escritos y comentarios elaboramos un informe, que esperamos sirva como un punto de partida posible para lo mucho que queda por hacer de acá en más. Mientras preparamos para principios del próximo año la presentación del libro de Cena, el informe de nuestros ferroviarios puede consultarse acá.

CÓMO FUNCIONA LA COSA
Quién sabe si lo primero que convendría ver en este museo no son las manos de quienes lo sostienen. Andrea, Carla, Cristian, Marcela, Noe y Nicolás se reúnen, acá en Ferrowhite, todos los miércoles por la tarde. En estos meses, aprendieron a imprimir sobre papel y tela, por eso tienen los dedos llenos de tinta. Un museo taller deja marcas, crea una mancha identitaria que viaja debajo de las uñas. La serigrafía es una forma de organizar ese contagio. A diferencia de lo que pasa con las impresiones industriales, en la serigrafía no hay reproducciones exactas. Diez remeras recién impresas, todas iguales, todas distintas, parecen preguntar: ¿En qué nos parecemos, en qué somos singulares? Y la pregunta se transfiere, como la tinta a través de la trama finísima del sablón, al grupo de "aprendices" y "maestros" que se reúne en este museo a pesar de que el trabajo y la familia casi no dejan tiempo para otra cosa. Porque si la cultura presupone la tarea de un colectivo, no hay práctica cultural que valga la pena, creemos, si no es capaz de interrogar y transformar, aunque sea un poco, al colectivo que la pone en marcha. El taller cierra el año editando el Almanaque GIGANTE Ingeniero White 2013, del que, nos alegra decir, ya casi no quedan ejemplares.


TODOS SOMOS MIGRANTES
El martes 4 de septiembre, Día del Inmigrante, Ferrowhite mudó su actividad a la Asociación Dante Alighieri. Allí presentamos "La lingua del Giretti. Idioma, inmigración y trabajo en Bahía Blanca a principios del siglo XX". Un poco charla, otro poco recital, el encuentro propuso pensar la relación entre la lengua y las condiciones sociales en las que se dieron tanto la partida como la llegada a estas tierras de miles de trabajadores. Puestas las cosas en perspectiva, quizás las migraciones, tanto las externas como las internas, resulten un fenónemo compartido por la mayoría de las sociedades modernas. Pero las corrientes migratorias representan mucho más que una fuerza de producción, a menudo barata, precarizada, esclava. Los migrantes reconfiguran los paisajes que atraviesan. A su paso, desafían tanto las nociones esencialistas de la identidad, como aquellos elogios de la "diferencia" que se enuncian al margen de los contextos territoriales específicos y de las luchas concretas por la igualdad. "Piernas tenemos, no raíces" sugirió Ana Miravalles, a manera de (provisoria) conclusión, para invitarnos a entender que las herencias culturales pueden ser el fundamento de una habilidad prospectiva para inventar, a partir de la mezcla, un futuro mejor.

AÑOS LUZ
El sábado 20 de octubre celebramos los 80 años de la inauguración de la usina General San Martín. La central que, entre 1932 y 1988, fabricó la energía necesaria para que encendieran las lamparitas del alumbrado público, se accionaran las norias de los elevadores del puerto y funcionaran cada una de las planchas, las heladeras y los televisores que fueron poblando los hogares de la ciudad y la región.
Junto a la Agrupación Espontánea de Artes del Movimiento, las bandas Polaroid, Los Nonos de Atilio y Bendita Sal, los músicos Sarita Cappelletti, Patricia y Marcelo Martínez, los chicos de la Orquesta Escuela de Ingeniero White y el taller de percusión de Spurr, celebramos a todos los que alguna vez trabajaron en la usina. Y otra vez, un montón de gente se acercó hasta el museo, en esta ocasión para manifestar sus ganas de colaborar en la recuperación del castillo como un espacio para la comunidad. Bajo esa consigna consagramos a San Atilio, patrono profano de la energía, de las profundidades y de los soñadores, un "santo de barrio", como se dijo por ahí, con más fe en la acción que en los milagros.


TRABAJO ASOCIADO
Durante 2012 liberamos, junto a Alicia Antich, al Dragón de la Draga; con Natalia Burdgart y el colegio Presidente Sarmiento organizamos el concurso de video "White en 1´"; con Pedro Caballero celebramos los 127 años del puerto exhibiendo 127 fotos memorables; y este fue también el año en el que volvimos a colaborar y le dijimos "hasta siempre" a nuestra amiga Mirta Colángelo... Quizás lo que acá se fabrica, de manera más o menos frágil, tentativa, siempre provisoria, son relaciones, una amalgama inestable entre palabras, imágenes, cuerpos y cosas que configuran, todas juntas, formas alternativas de entender y practicar la vida en común, a partir de revisar las jerarquías consagradas a la hora de contar el pasado, de analizar la coyuntura o de imaginar el porvenir de este, nuestro lugar en el mundo. O al menos esa es la idea, aún si, o justamente cuando, más de una vez nos sale otra cosa.

Porque Ferrowhite, esto también hay que decirlo, no es hijo de un método patentado puesto en práctica por una voluntad unánime, sino de la constante, muchas veces ardua negociación de nuestras diferencias. Hay quien piensa que con conocer con más precisión la historia de este sitio, previniendo así las generalizaciones apresuradas y los mitos (incluidos los progresistas) que esas generalizaciones fundan, alcanza y sobra. Está quien reclama, en cambio, que este museo estatal vale sobre todo por las intensidades que genera, por la capacidad de transformar al visitante, aunque sea por un rato, en un artífice de la historia. Y la verdad, importa menos decidir quién tiene razón, que el pequeño milagro de que sigamos trabajando alrededor de una misma mesa. La historia de este museo es también la historia de nuestra variable capacidad para convertir nuestras discusiones en una potencia. Y lo increíble es que a veces funciona.

viernes, 28 de diciembre de 2012

INOCENTES

En el año 1988 se estaban manteniendo las calderas de la usina General San Martín con presión, estando el compañero Fonollosa. Justo era el Día de los Inocentes y él recibe la órden de La Plata diciendo que se apagaban las calderas porque quedaban fuera de servicio y también el virador de la máquina 4 porque no iba a funcionar más.

28 de diciembre a las 10 horas.


Fragmento del libro en preparación "El castillo de la energía" de Nicolás Ángel Caputo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

NAVIDAD EN LA USINA

A los Amigos del Castillo se les prendió la lamparita y decidieron transformar uno de los pinos del parque de la usina en un gran árbol de navidad al borde de la ría. ¡Felices fiestas para todos! (y gracias a Pablo y a Néstor, gruístas del Departamento de Electricidad y Mecánica de la Municipalidad, por la temeraria buena onda).



viernes, 14 de diciembre de 2012

¡UF!

Queridos Padres, Profesores, Alumnos: terminan las clases y en Ferrowhite nos da gusto confirmar que estamos fritos, fundidos, cansados hasta la médula, pero contentos. Porque cada visita escolar a este museo es cualquier cosa menos un paseo apacible al borde de la ría. Pasar por el museo taller invita a convertir el guardapolvo en un mameluco, a sudar la gota gorda en el acto de comprender que el pasado pasa pero también pesa, y huele, y mancha, para después, sí, comerse un sanguchito abajo de los pinos magníficos del parque de la usina.

Fueron meses intensos, trajinados por pibas y pibes que llegaron un poco de todos lados, y que acá hicieron de todo un poco. Muy bien 10 felicitado para los que se animaron a meter las manos en el barro del zanjón de la usina, para los que armaron ferrocarriles y elevadores con bidones de agua y botellas de leche, para los que se quemaron las pestañas calculando las cifras de (des)empleo que dejó la “reforma del Estado” en los años 90, y para los que cerraron bien fuerte los ojos intentando imaginar al castillo del puerto por fin recuperado. Juntos aprendimos que ferrocarril y modelo agroexportador, inmigración e identidad nacional, industrialización sustitutiva y privatizaciones, son “contenidos curriculares” a descubrir en un grano de trigo, en un torno de cuatro toneladas o en un casco amarillo que nos trajo la marea.

Párrafo aparte para los amigos que ponen el obrador de su memoria cada día en funcionamiento. Con puntualidad sarmientina, Pedro Caballero estuvo siempre ahí para levantarle la tapa a su cajón de herramientas, para contar historias de trenes que caminan solos y convertirse él mismo en un hombre locomotora. Con fotos de la fábrica Gorbatto, un pañuelos bataraz y un par de agujas que dan miedo, Ida Muhamed y Pedro Marto explicaron cómo era el trabajo con las bolsas de cereal, desde que la arpillera paquistaní pasaba por la máquina de coser hasta que la bolsa era despanzurrada de un tajo certero en las entrañas mismas del elevador. Si hasta Roberto Orzali se animó a volver a escena con una versión de bolsillo de “Flying Fish” para ser comparado por la crítica escolarizada, ovación mediante, con el mismísimo Cipriano, personaje de la obra de teatro “La isla desierta” de Roberto Arlt.


¿Queda algo en el tintero? Este año las visitas fueron una oportunidad para reflexionar, precisamente, sobre la “función educativa” del museo. Qué tipo de actividades llevamos adelante, cómo se articulan con la labor en el aula, desde qué perspectivas trabajamos y con qué materiales contamos una, muchas historias, fueron algunas de las preguntas que nos hicimos junto a María Botero, miembro del CECA (Committe for Education and Cultural Action) y los estudiantes de las cátedras de Historia del Arte y la Cultura, y de Problemas del Conocimiento Histórico de la UNS. Con los coordinadores de turismo egresados del Centro de Formación Profesional 401 y los estudiantes del Profesorado de nivel inicial del Instituto Avanza, abordamos cuestiones relacionadas con el patrimonio urbano y la “ciudad educadora”. Finalmente, y recordando eso de que “el museo empieza afuera”, intercambiamos información y opiniones con los miembros de la Asociación de Guías de Turismo de Bahía Blanca y la Dirección de Turismo de la Municipalidad, sobre los recorridos, por vías, empedrados y rutas pavimentadas, que unen a este museo con el resto de la bahía.

Vaya entonces nuestro reconocimiento a los que se acercaron hasta este confín de la ciudad y se arremangaron.

A los docentes y guías:

Fernanda - Karina Magnelli - Noelia Rodríguez y Candela - Melisa - Cecilia Lagos - Lucrecia- Adrián - Silvia Mossman- Daniela Talamonti - Maura Granito - Jorgelina Tripolatti y Norma Bustamante - Nancy Rivas - Marina Carletti y Guadalupe Neubauer - Andrea Etcheverry, Mercedes Palloto, Patricia Jorge – Fernanda - María Gracia Parigiani- Nicolás Fernández Vicente - Agustín Hernandorena - Patricia Curcio - Mónica Girolimini y Analía Castía - Analía Luzarreta - Marina Di Meglio - Oscar Benítez - Silvia Samé – Paulina - Sarita Cappelletti - Leonardo Diez - Ana Mónica González - María Gracia Parigiani - Fabiana González y Diana Ribas - María José - Noelia Rodríguez - Daniel Ducos - Alejandra Vega - Yanel Martín- Diana Ribas - Marita Baleix - Andrea Pasquaré y Lorena Montero - Diego Herlein - Cristian Yánez - Adriana García - Natalia Guarda - Cintia - María Botero.

Y a los grupos e instituciones:

Jardín 905, Ing White – Salas de 4 y 5 años, Jardín 916- Salas de 3 y 4 años, Jardín Nº 932, Bulevar Juan B. Justo – Multisalas del jardín Antón Pirulero –
Mamás cuidadoras “Bambi” de Villa Rosario- Encuentro de Mamás cuidadoras “Noroeste”, “Grillito” y “Los Cerritos” - 1º Grado, Colegio Rosario Vera Peñaloza- 5º Grado, Escuela de Pedro Luro- 4º Grado Escuela Nº 78 – 6º Año, Escuela Nº 57 – 5º Grado, Colegio San Cayetano – 5º y 6º Grado, Escuela 21, Bulevar Juan B. Justo – 2º grado, Colegio Diego Thompson - Escuela 509 - 5º Año Colegio Sarmiento, Ing. White- 2º Año, Escuela de Comercio, UNS - 1º Año ESB, EMUNS – 1º Año ESB, Escuela Nº 21- 2º Año, Escuela Secundaria Nº 302- 4º Año, Escuela Secundaria Nº 5- 2º Año, Escuela Secundaria Nº 44 – 4º y 5º Año Escuela Secundaria Nº 16, Barrio Cooperación II- Escuela Secundaria de Monte Hermoso- 5º Año Escuela media Nº 8- 5º Año Escuela Media Nº 6 – 1º Año, Escuela Técnica Nº 3- 6º Año Colegio Victoria Ocampo – 6º Año Colegio de Saavedra – 4º Año, Escuela Nº3 de Tornquist – 6º Año, Colegio La Asunción – 3º Año, Escuela Secundaria Nº 317 – 4º Año, Escuela Secundaria Nº 338 – 4º y 5º año, Escuela Media Nº 11 de Villa Rosas – 3º Año ESB Nº 341 de Sánchez Elías – 3º y 4º Año, Colegio Diego Thompson – 1º Año Escuela Secundaria Nº 318, Villa Delfina – Sala de 5 años del Jardín y 2º Año Polimodal, EMUNS- Programa Envión de Stella Maris – Orquesta Escuela de Ing. White – Orquesta Escuela de Villa La Angostura – Centro Cultural “El rincón” de Va. Delfina – Centro de Formación Profesional 401, Ing. White – Cátedra de Historia del Arte y de la cultura, UNS - Profesorado Nivel Inicial del Instituto Avanza – Cátedra Problemas del conocimiento histórico, UNS-.

A todos, ¡Muchas gracias y hasta la próxima!


[Durante 2012 las visitas a Ferrowhite estuvieron a cargo de Analía Bernardi, Emilce Heredia Chaz, Carla Volonterio y Ana Miravalles].

martes, 4 de diciembre de 2012

GIGANTE

Cómo funciona la cosa”, el taller de serigrafía de Ferrowhite, presenta su ALMANAQUE GIGANTE INGENIERO WHITE 2013, con espacio para organizar hasta el último minuto del año que viene.


Destinado a vecinos de Bulevar, Saladero e Ingeniero White, “Cómo funciona la cosa” es un taller para imprimir sobre papeles, telas, cartones, plásticos y cualquier otra superficie que se nos cruce por el camino. En lo que va de 2012, aprendimos a construir shablones (matrices de trabajo), a revelar y a imprimir, pero además de adquirir una técnica, nos propusimos retratar la identidad de los espacios que transitamos. Por eso este almanaque no solo cuenta los días del año por venir. Cuenta, en dibujos que no vas a ver en ningún otro lado, el lugar en el que vivimos y sus transformaciones, los cambios que nos atraviesan.

El ALMANAQUE GIGANTE está a la venta en el museo, por la módica suma de 40 pesos, a beneficio de la Asociación Amigos del Castillo. Si nos llamás al 154254329 te lo mandamos a tu casa.



Coordinado desde el año 2009 por Silvia Gattari y Malena Corte, el taller “Cómo funciona la cosa” es posible gracias a un subsidio del Fondo Municipal de las Artes.

sábado, 1 de diciembre de 2012

POLIBIANA

He hecho en estos últimos años muchas entrevistas: a mujeres italianas, a trabajadores ferroviarios y portuarios, a inmigrantes y a hijos de inmigrantes. El que esté leyendo esto probablemente haya visto algo de este trabajo en Museo Taller, en Trentinos en Bahía Blanca y en Italianos en Bahía Blanca.

La utilización de entrevistas orales para escribir historia ha llevado a la proliferación, desde hace ya bastante tiempo, de numerosas investigaciones académicas. Algunas por supuesto son muy buenas.
Sin embargo creo que, en más de un caso, hay algo que no se está entendiendo bien, y se está haciendo un "mal" uso de las entrevistas. No me estoy refiriendo a un mal uso de la "experiencia", la vivencia, lo singular del recuerdo que una entrevista proporciona y que ninguna otra fuente puede dar. El testigo presencial, el que estuvo ahí, el que vio, vivió, recuerda y reelabora para poder contar (autoptés) es indiscutiblemente un referente ineludible cuando uno hace historia reciente.

El problema está en que, leyendo algunos de aquellos trabajos académicos o respaldados por la academia, encuentro que los datos proporcionados por la memoria son tomados así, de primera mano, y afirmados como verdad, sin haber hecho el trabajo básico, elemental, que es ir y contrastarlos con lo que muestran fuentes de información que no corren el riesgo de olvidar o confundir: o sea, diarios, actas, fotos, informes para corroborar o ajustar fechas, nombres, causas. Daría la impresión de que algunos olvidan lo básico.

¿Lo básico?: un señor le cuenta a un historiador profesional una huelga, en la que le paso "tal y tal cosa". Ese "tal y tal cosa", ponele que sí (si es que no lo contó ya muchas veces; porque si fue así, el entrevistado ya tiene un relato modelado al ritmo de las expresiones de interés y asombro de los entevistadores anteriores, incluso inducido por el relato o las expectativas con los que esos entrevistadores han iniciado la conversación). Pero la fecha de la huelga, las causas mas generales de la huelga, eso, hay que contrastarlo con otras fuentes. Si lo hubiera hecho, el autor se habría enterado de que en esa entrevista se está hablando de dos huelgas, sucedidas con tres años de distancia la una de la otra. (Y esa confusión le ocurre a muchísimos de los que participaron de esas dos huelgas).

¿Lo básico?: un historiador va hacer la historia de una institución barrial formada ochenta años atrás; y menciona en el cuerpo mismo del texto de historia, nombres, cargos, fechas. Yo leo eso, y enseguida me pregunto: ¿de dónde salieron esos datos? Revuelvo cielo y tierra, doy con un texto que transcribe el acta de formación de esa institución, los nombres y los cargos de sus miembros; y hete aquí que no coinciden, coinciden poco, coincide algún nombre, coincide el nombre de una persona conocida, cuyo nombre siguió sonando en el barrio, coincide evidentemente con lo que alguien recuerda y contó en una entrevista, lo que alguien recuerda que le contaron - porque ninguna persona viva pudo haber estado en la conformación de una sociedad ochenta años atrás-. No solamente inexactos: tampoco aquellos nombres, cargos o fechas que están en el cuerpo mismo del texto tienen referencia al origen de la información. Me podrán decir: bueno, en un libro sobre una institución barrial y que se supone que es de "divulgación" no vas a poner notas al pie. Ponele que no. Pero el trabajo hay que hacerlo bien igual, siempre, y con más razón, incluso, para que el texto sea fiable, si el que lo hace es un historiador profesional (profesional en este sentido, no en el de los títulos o cargos universitarios).

¿Lo básico?: no dejarse llevar tan fácilmente por la idea corriente de que usar entrevistas, y contrastar los datos con las fuentes son recursos o métodos antagónicos.

No sé por qué me preocupo tanto.
No sé si hay alguien más a quien estas cosas le preocupen.
Los que yo creo que se tendrían que preocupar, están muy ocupados y apurados en otras cosas.
Las modas académicas, la jerga y las disquisiciones teóricas formuladas en el aire y no como resultado de un trabajo de campo específico y concreto, y finalmente la urgencia por cumplir plazos administrativos (eso de entregar antes de tal fecha el resumen de un trabajo que, la mayor parte de las veces, aún no existe) pueden llegar a comerse la pasión y la seriedad que una tarea como esta requiere.





Publicado por nuestra compañera Ana Miravalles en su blog Parva.

jueves, 29 de noviembre de 2012

EL MUSEO EMPIEZA AFUERA, ALLÁ ARRIBA, BIEN ALTO


Martes 27. Las chicas y chicos de sala rosa y sala celeste del Jardín de Infantes 932 del Bulevar Juan B. Justo remontan barriletes en el parque de la usina.

martes, 27 de noviembre de 2012

lunes, 26 de noviembre de 2012

ARQUITECTURA FERROPORTUARIA: EL ELEVADOR CENTRAL (2)

Buscando en el archivo del museo encontramos una copia del manual de instrucciones para el manejo del elevador central. Quien quiera aprender a operar el "granero del mundo" no tiene más que hacer click acá y acá






viernes, 23 de noviembre de 2012

ARQUITECTURA FERROPORTUARIA: EL ELEVADOR CENTRAL

Si alguna construcción en este puerto justifica el apelativo "granero del mundo", atribuido a nuestro país a principios del siglo pasado, ese edificio es el Elevador n° 3 del Ferrocarril Sud. Como la monumental usina castillo que se levanta a poco metros, pero que a su lado parece pequeña, el "Elevador central" cumple en 2012 sus primeros ochenta años. Sin embargo, a diferencia del castillo, esta mole que alguna vez fue promocionada como el "elevador más grande de Sudamérica", continúa funcionando a pleno, disimulando con su hiperactividad un poco fantasmal (casi no se ven obreros en el lugar) su condición de reliquia de la arqueología industrial. Nacionalizado en 1944, privatizado en 1993, el gigante se encuentra hoy en manos de la empresa Terminal Bahía Blanca S.A., bajo la órbita de la trasnacional de agronegocios Bunge. Una mañana helada del pasado julio, tuvimos la chance de colarnos en sus galerías y de tomarle las fotos que ahora acompañan este texto en el que nuestro amigo Hector Guerreiro indaga en la historia de su construcción.




Los alcances de la ley Nº 3334, que aprobaba el contrato de construcción de la línea de Bahía Blanca a Neuquén (07 de enero de 1896), autorizaba además, al FCS, para la realización de ampliaciones en los muelles de Ing. White. El artículo 10 de dicha ley decía:

"Se acuerda a la Compañía del FCS, autorización para la construcción de muelles, pescantes, depósitos y demás instalaciones que fuesen necesarias en el puerto de Bahía Blanca, para la carga, descarga y acomodo de todo lo que constituye el tráfico del FC, pudiendo al efecto servirle de base su actual instalación, que queda definitivamente incorporada a este contrato, con las modificaciones o ampliaciones que requiera, o construir nuevas instalaciones, según convenga a las necesidades del tráfico de todas sus líneas, no pudiendo cobrar tarifas más altas que las análogas que actualmente rigen en el Puerto de la Capital".

Dentro de ese marco legal, el representante del FCS, Fernando D. Guerrico, en abril de 1928, somete a la aprobación del Gobierno Nacional un proyecto para construir un elevador de granos de 80.000 toneladas de almacenamiento, con las modificaciones y ampliaciones de los desvíos existentes que habrían de servirle, así como un nuevo muelle de atraque a efectos de aumentar las facilidades de embarque. 

Por decreto del 09 de octubre de 1928, se aprueba el plano de ubicación, memoria descriptiva y presupuesto, autorizándose al FCS la ejecución de las obras referidas. La firma Henry Simon Limited, de Manchester, fue la que realizó el proyecto del gran elevador, designado como Nº 3; los Nº 1 y Nº 2 correspondían a los elevadores de chapa construídos entre 1908 y 1909.

El complejo descansaría, debido a la inestabilidad del suelo, sobre 5000 pilotes de hormigón armado sistema "Vibro". Para hincar cada pilote se enterraba hasta la tosca un tubo de acero, provisto de una punta desmontable de acero fundido, dentro del cual se colocaba la armadura de acero del pilote; luego, se procedía a verter el hormigón que era convenientemente apisonado para permitir retirar, a su vez, al tubo y para que el desplazamiento de la mezcla ocupara el espacio dejado por aquel.

A través de este método, empleando tubos de 0,360 m. de diámetro interior se obtenían pilotes de 0,445 m. de diámetro.Sobre los pilotes sería construída una platea de hormigón armado, de espesor variable (entre 0,40 a 1,40 mts.), sobre la cual se levantarían las distintas secciones del elevador.

Dado que la construcción se efectuó en terrenos ganados al mar, el relleno de los mismos se efectuó usando el material refulado (arena y tosca), del dragado de las dársenas, del nuevo muelle a construir, tarea que efectuaba el FCS con dragas propias. La empresa encargada de las obras de hormigón armado fue Christiani y Nielsen, con casa matriz en Copenhague, y oficinas en Sarmiento 722 de Buenos Aires.




80.000 TONELADAS 
Las instalaciones del gran elevador estaban compuestas por un serie de silos de hormigón armado de 80.000 tons. de capacidad total, con dispositivos para la descarga de 24 vagones a la vez, de 45 tons. de capacidad cada uno, pudiendo aumentarse la misma, si la operación así lo requería, hasta 48 vagones del mismo tonelaje. Completaban las instalaciones un conjunto de elevadores y un sistema de cintas transportadoras mecánicas que permitirían embarcar hasta 6000 tons. hora.

Dentro del galpón de recepción había un total de 48 tolvas, 8 debajo de cada una de las 6 vías, de las cuales 24 tolvas podían funcionar simultánea y normalmente. Después de vaciar los vagones en las tolvas, el grano era conducido por medio de cintas transportadoras y entregado a los elevadores de recepción. Cada cinta y cada elevador tenía una capacidad de 500 tons. por hora y alimentaba una balanza a tolva con capacidad de 45 tons. por pesada, o sea el contenido de un vagón. Desde allí el grano era enviado a cualquiera de los silos de depósito, a las 14 cintas de embarque o a las instalaciones de limpieza.

Las instalaciones de limpieza principales, en número de dos, tenían 500 tons. de capacidad. Cada una contaba con 10 máquinas limpiadoras de grano "Carter - Sirio", que quitaban la avena silvestre, impurezas grandes y el polvo liviano, con 85 tons. hora de capacidad cada una. Existían además con 12 despuntadoras Monitor Nº 11, de 25 tons. hora de capacidad cada una.

Según el proyecto original, la entrega de granos a los depósitos de almacenaje sería efectuada por medio de 6 cintas transportadoras de distribución principales, cada una dotada de dos carros volcadores, accionados por electricidad. Se instalaría, además, un sistema para la recolección y eliminación de polvo.

El edificio del depósito principal de granos, consistiría en 108 silos circulares, con 470 tons. de capacidad cada uno y 88 silos intermediarios de 120 tons. cada uno. En la sección manipuleo habría tambien 70 silos circulares, y 60 intermediarios para depósito, de unas 20000 tons. de granos, todo esto representaba una capacidad total de almacenaje de 80000 toneladas de granos.

De las 14 líneas de cintas transportadoras de granos, algunas serían prolongadas en una galería alta (aérea) de chapa, que conectaría el elevador central con los elevadores de chapa Nº 1 y Nº 2, existentes. Otras cintas serían llevadas, tambien en forma elevada, a lo largo del nuevo muelle de atraque, de 280 mts. de longitud, para la operación de cuatro vapores. Toda la instalación funcionaría con energía eléctrica, lo que implicaba la utilización de numerosos motores independientes, todos ellos debidamente protegidos del polvo.

El nuevo elevador fue inaugurado el 11 de junio de 1932, el vapor Mondaley, consignado a la casa Dreyfus, fue el primero en cargar cereal en las nuevas instalaciones.



EL GRANERO EN FUNCIONAMIENTO
La operatoria de carga era la siguiente: 
1º Los vagones cargados entraban por gravitación al galpón de recepción, de 6 vías, donde se procedía a la apertura y vaciado de las bolsas. Estas estaban provistas de tarjetas de colores, para su posterior identificación, y se juntaban en atados que cargados en ganchos se remitían a un sitio de almacenamiento. 
Abierta la bolsa el cereal caía sobre las tolvas bajo las vías.
2º Al ser abiertas las tolvas, antes mencionadas, el cereal, de cada vagón, era transportado hasta las norias que lo elevaban a las tolvas situadas arriba de las balanzas, donde era registrado su peso, y luego enviado a cualquiera de las seis cintas distribuidoras, o antes de ser efectuada esta operación, podía ser remitido a cualquiera de los dos grupos de separadores Carter, para su limpieza.
3º Se enviaba el cereal de cada cinta distribuidora a cualquier sitio de la sección Manipuleo o sección Principal, dentro de la sección servida por cada cinta.
4º Se podía enviar, alternativamente, el cereal de cada cinta distribuidora a un silo de embarque directo.
5º De cualquier silo de la sección Manipuleo o de la Principal se podía mandar cereal a un vapor atracado, a los elevadores 1 y 2, a cualquier otro silo, o a las máquinas limpiadoras secundarias y luego a cualquier otro silo.
6º De diferentes silos se podía enviar el cereal a alguno de los grupos separadores Carter y luego a otro silo cualquiera.
El gran elevador contaba con equipos absorvedores de polvo, éste se originaba en el manipuleo de los cereales, y la concentración del mismo en la atmósfera del elevador podía tornarse peligrosa (hasta el punto de causar explosiones), de ahí la necesidad de eliminarlo. 

Estos equipos estaban formados por:
8 instalaciones de cañerías, cada una con numerosos ramales.
8 ventiladores grandes (de 20 a 50 HP) conectados a las cañerías mencionadas.
4 ventiladores grandes absorvedores del plantel Carter.
24 ciclones en conexión con los 12 ventiladores antes nombrados y las 12 despuntadoras Monitor.
1 ventilador de 50 HP para recibir basura de los ciclones de arriba y despachar rasta.
1 ciclón incinerador.
Las comunicaciones y mensajes necesarios para las tareas, a efectuar por el personal, en el elevador consistía de:
Instalación de señales de lamparitas eléctricas de varios colores.
4 cabinas de señaleros, en conexión con la instalación arriba mencionada.
35 teléfonos internos
Instalación neumática para despachar tarjetas codificadas entre varios puntos.



PROVISIÓN DE ENERGIA Y PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS 
La usina castillo construída por aquellos mismos años por Empresas Eléctricas de Bahía Blanca, estaba destinada, fundamentalmente, a proporcionar la energía que consumía el gran elevador. El aporte de energía se hacía, desde la usina, por 4 cables trifásicos que proporcionaban 7000 voltios. El complejo contaba con un edificio destinado a alojar una subusina, en un sitio aparte del cuerpo general de los elevadores. La subusina estaba formada por 3 trafos de 2800 kva. cada uno, para fuerza motriz, y 2 trafos de 100 kva. cada uno, para iluminación. Había además 33 paneles de control de circuitos.

Una instalación semejante no podía dejar de tener un plantel de protección contra incendios, constituído por:
12 instalaciones de rociadores automáticos tipo Phoenix, con un total de 6000 rociadores.
303 baldes con agua distribuídos entre los pisos del elevador.
Cañerías con hidrantes dentro y fuera del edificio.
Bomba de agua de 135 HP para la instalación de rociadores, y dos bombas de agua de 65/80 HP para servicio de los hidrantes.

El movimiento de los trabajadores en los distintos niveles se realizaba por ascensores, entre los que figuraba uno, de tipo continuo, formado por una correa vertical, sin fin, con pequeñas plataformas individuales, que permitían el rápido descenso o subida de los empleados. También se utilizaban ejes deslizadores en los pisos en que se realizaban operaciones sucesivas que exigían el traslado rápido de uno a otro piso.

El funcionamiento del gran elevador estaba bajo la dirección del Departamento de Tráfico del FCS, en el control del movimiento de cereales, y bajo la dirección del Departamento de Mecánica del FCS para lo que se relacionaba con la marcha de la maquinaria y reparaciones. A la fecha de inauguración eran representantes locales del Superintendente de Tráfico, el Sr. H.H. Jones con los ayudantes Sres. Hopwod y Langford. Y del Ingeniero Mecánico en Jefe del FCS, el Ing. A. J. Garratt con los Sres. Leslie y Woodward, de ayudantes.







¡HUELGA! 
La obra del gran elevador del FCS en Ingeniero White no estuvo exenta de dificultades, sobre todo al declararse una huelga de obreros, a poco de haberse iniciado los trabajos, que tuvo trágicas consecuencias.

Para el mes de noviembre de 1929, la zona de obras del gran elevador estaba desplegada desde el puente La Niña hasta los elevadores de chapa. Hacia el este estaban ubicados los depósitos de áridos y la planta donde se elaboraría el hormigón, que sería llevado en vagonetas al sitio de vaciado. En la parte sud se realizaban las excavaciones del sótano de recepción de cereales de unos 150 mts de largo por 40 de ancho y 5,50 mts. de profundidad. Junto a estas obras se estaba erigiendo uno de los montacargas para la distribución del hormigón (los elevadores tendrían unos 75 mts. de altura. Además dos martinetes a vapor estaban efectuando la colocación de pilotes. El ingeniero Alfredo Zech era el director de la obra secundado por el ing. Enrique Strangen, además había 2 ing. de sección, 8 capataces y varios subcapataces.

En este contexto de obra, alrededor de 500 obreros de la empresa contratista Christiani y Nielsen presentan a la misma un pliego solicitando mejoras en las condiciones de trabajo. Al no recibir respuesta, los obreros se declaran en huelga, no obstante, algunos de ellos continúan en los trabajos, bajo protección policial. Hasta este momento había tres turnos de tareas, el nocturno es suspendido por la empresa, al iniciarse la huelga. Los huelguistas deciden, en Asamblea, seguir con el paro hasta conseguir las mejoras solicitadas.

El 5 de diciembre un obrero que trabajaba en las obras, luego de terminar su jornada laboral, es detenido por un huelguista que le aplica una puñalada en el abdomen causándole la muerte. Otros obreros, no adheridos al paro, sufren distintos ataques. El día 21 de diciembre el ingeniero Strangen, de origen danés, al retirarse del lugar de las obras, en su vehículo, es atacado a disparos por Mariano Mur, de origen español, que le ocasiona graves heridas, a raíz de la cuales muere a los pocos días. El atacante justifica su accionar por lo mucho, según él, que el ing. había hecho sufrir a los trabajadores en huelga.Es de hacer notar que Mur, no formaba parte del plantel de obreros del elevador y había llegado hacía muy poco tiempo a la ciudad de Bahía Blanca, en busca de trabajo. Uno de los titulares de la firma, el ing. Nielsen, al llegar a Bahía Blanca para interiorizarse del estado del herido, se encuentra con la noticia del fallecimiento de éste, por lo que, en acuerdo con el FCS, decide la paralización de las obras por tiempo indeterminado.

El Dr. Valentín Vergara, vecino de la ciudad de Bahía Blanca, y a la sazón, gobernador de la provincia de Bs. As., ofrece su mediación, por intermedio del Jefe de Policía, de la Provincia, a efectos de solucionar la situación, para la pronta reanudación de la obras. Por ese motivo se realiza en Bahía Blanca una reunión, el día 03 de enero, en la que participan: El jefe de policía, Guillermo Gonzalez, el ing. Nielsen, de la empresa contratista, el sr. Coleman, por el FCS, y un grupo de cinco obreros designados por Asamblea. Luego de ésta reunión el Jefe de Policía envía al gobernador el siguiente telegrama :

"Después de prolongada conferencia quedó resuelto conflicto de obreros empresa Christiani y Nielsen con la intervención eficaz del Sr. Arturo Coleman y la buena voluntad puesta de manifiesto por el Sr. Nielsen, de la firma constructora, así como de la comisión de obreros con quienes traté el conflicto." 

El pliego aceptado por las partes estaba referido al aumento de los jornales, en sus distintas categorías, duración de la jornada laboral, horas extras, pago quincenal en efectivo, seguro por accidentes de trabajo, etc. Al parecer el Jefe de Policía era demasiado optimista, ya que al realizarse una nueva Asamblea de obreros, ésta pide el agregado de un nuevo artículo, donde se solicitaba:

"Todos los constructores que firmen el pliego se comprometen a trabajar con personal federado, con preferencia o preferentemente.... todos los constructores deben admitir en sus obras a los que trabajaban antes de producirse el conflicto...."

Los representantes de la empresa envían al directorio danés el nuevo petitorio de los obreros. El ing. Nielsen en reunión con el gobernador le notifica que aceptará el pliego de los obreros con ligeras modificaciones. Para mediados de enero de 1930 comerciantes de ing. White envía notas a la empresa contratista, a los obreros y al Jefe de Policía a efectos de solucionar el conflicto para la prosecución de las obras, ya que dicha paralización estaba afectando su actividad. La contratista informa que solamente reconoce el acuerdo tratado el 03 de enero, el que finalmente es aceptado por los obreros. Para el 07 de febrero de 1930 las obras se reanudaron en forma normal. A fines de ese año se encontraban trabajando, en las obras, unos 700 obreros.



NACIONALIZACIÓN Y DESPUÉS... 
El costo total del elevador se estimó en 1.000.000 de libras esterlinas, alrededor de 800.000 costaban las instalaciones y maquinarias. El FCS, en la Exposición de Artes e Industrias Británicas, que tuvo lugar en Bs. As. en el año 1931, presentó una maqueta, a escala, del elevador, también se representaba, en el modelo, la playa ferroviaria y la sección del muelle de embarque.

El gobierno nacional se hizo cargo del elevador n° 3 y de los construidos en 1908 y 1909, por acta del 15 de julio de 1944. En el año 1948, el día 27 de noviembre, fue bautizado con el nombre de "17 de octubre de 1945."

El elevador del FCS fue el más grande de Sudamérica, también lo fue la playa ferroviaria de Ingeniero White.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

...EL INSTANTE QUE SE VA".


De: Mirta Colángelo
Para: Reynaldo Merlino
Dom, 9 de Septiembre de 2012, 8:39 pm
Asunto: Devenires

Magnífico Reynaldo:
Mirá cómo me luzco con De Armas!!!
Ricardo anda exultante por todas las felicitaciones que le llegaron, quiere que repitamos el pequeño recital.
Por ahí te dan ganas de hacer algo en el Ferrowhite, claro que acompañado de otros encantamientos, de ésos que vos te sabés.
Abrazo intenso y dale, venite a tomar un tecito y a charlar.
Si venís te convido con un ramito de nomeolvides.
Mirta

El domingo pasado nos juntamos en el museo para celebrar a nuestra amiga Mirta Colángelo.
Mirta nos dejó hace exactamente dos meses, la mañana del 21 de septiembre. "El instante que viene, el instante que se va", la obra que grabó con el músico Ricardo de Armas, puede escucharse haciendo click acá.

jueves, 15 de noviembre de 2012

"EL INSTANTE QUE VIENE...



Este domingo celebramos a Mirta Colángelo con música e imágenes.

Figura clave de la cultura bahiense desde el retorno de la democracia, Mirta Colángelo coordinó talleres de escritura creativa y de animación de la lectura. Fue directora del espacio La Casa del Sol Albañil, cofundadora de la revista Vox (arte + literatura) y recibió, entre otros, el premio "Pregonero" otorgado por la fundación El Libro de Buenos Aires.

Mirta llevó adelante, acá en Ferrowhite, el taller "Qué móstruo", un laboratorio de fauna extraordinaria puesto en marcha durante las últimas vacaciones de invierno. Junto a ella habíamos editado, un año antes, el libro "Mensajes en botellas" en el marco de "Meracatunga!", ciclo de actividades con las que el Instituto Cultural reconoció su trayectoria.

A principios de 2012, la incansable Mirta colaboró con el compositor Ricardo de Armas en la obra de música acusmática "El instante que viene, el instante que se va". Este trabajo, elaborado a partir del que quizás sea el último registro de su voz, será presentado durante el encuentro del próximo domingo.

martes, 6 de noviembre de 2012

LUZ, CAMARA, ¡WHITE!

Terminó el concurso de video "White en 1'. Espacios de vida, espacios de producción", y acá están los ganadores.

El primer premio fue para Agustín Britez, Alexis Díaz, Manuel Díaz y Emanuel Sosa, alumnos de 6º 3ª de la Escuela de Enseñanza Técnica nº 1, por su trabajo "La Ruta 3". El segundo premio lo recibieron Camila Pieroni y Luciana Vergara de 5º "B" del Colegio Presidente Sarmiento, autoras de la animación "Anticontaminantex". Y la tercera distinción quedó en manos de las realizadoras de "Explosión del Elevador nº 5 de la Junta Nacional de Granos perteneciente a Ingeniero White", Lucía Galarza y Paula Uremovich, de 6º año "B" del Colegio Sarmiento.

Menos solemnes que muchos adultos, y al mismo tiempo más preocupados por los problemas que aquejan a su comunidad, más de 50 chicas y chicos de entre 15 y 18 años dejaron plasmados sus puntos de vista sobre el lugar en el que viven, a través de una serie de cortos caseros que redondean juntos los treinta minutos de duración. Una media hora de película tan contundente como compleja. Nuestras felicitaciones a todos ellos.


jueves, 1 de noviembre de 2012

AND THE WINNER IS...


El próximo domingo 4 de noviembre, a las 19 hs., nos encontramos en Ferrowhite para anunciar los ganadores del concurso de video "White en 1'. Espacios de vida, espacios de producción."

La propuesta, coordinada por el museo y el colegio Presidente Sarmiento, invitó a los alumnos de las escuelas de nivel medio del puerto a contar en apenas 60 segundos cómo es vivir en barrios en los que materiales como el pvc, la urea o la soja se producen o circulan por miles de toneladas a pocos metros de casa.

Se proyectarán los trabajos premiados, los participantes y el jurado conversarán con el público, y se presentarán las bandas de rock "Cortando cuerdas" y "Sonando de prepo", grupos formados en la Escuela Técnica nº 1 y el colegio Sarmiento de Ingeniero White.

¿Querés saber cómo miran los chicos el lugar en el que viven? Enterate y llevate una sorpresa.

martes, 23 de octubre de 2012

EL CASTILLO DE LOS DESTINOS CRUZADOS



El último sábado celebramos los 80 años de la inauguración de la usina General San Martín, el "castillo de la energía". Damos testimonio con un montón de fotos y otros tantos abrazos: a las bandas Los Nonos de Atilio, Polaroid y Bendita Sal, a los músicos Sarita Cappelletti, Patricia Martínez, Flor Hardoy e Ivan Cors, al coro Canto Libre, a los chicos del taller de percusión de Spurr y de la Orquesta Escuela de Ingeniero White, a las chicas de la agrupación Espontánea de Artes del Movimiento y a los bailarines del Centro de Jubilados del puerto, a los que se comieron una hamburguesa en el carrito de San Expedito, a los que bailaron, a los que se quedaron tirados en el pasto, a los cantaron y a los que se quedaron mudos, a los que rieron y a los que lagrimearon sin pudor, a quienes trabajaron acá toda una vida y a los que ni siquiera sabían que esto era una usina, a cada uno de los que se acercaron a prenderle una vela a San Atilio, ese "santo de barrio" con más fe en la acción que en los milagros, a todos, en fin, gracias por las luz.

jueves, 18 de octubre de 2012

HASTA QUE LAS VELAS NO ARDAN


La usina General San Martín cumple 80 años y lo festejamos a todo voltaje con kermese, rock y santería.

La entrada al castillo se convierte en una gruta de los milagros para que acuda en ayuda de este edificio el novel San Atilio, patrono de las profundidades (y de los soñadores).

Tocan Polaroid (rock), Los Nonos de Atilio (canzonettas), Flor, Indio y Nico (tributo al Flaco Spinetta) y Bendita Sal (ska), volamos como angelitos con la Agrupación Espontánea de Artes del Movimiento, y para los hambrientos de fe, comidas rápidas en el carrito de San Expedito y tragos sanadores en la cantina del Hospital Menor.

Además: Sarita Cappelletti junto a Patricia Martínez en la Casa del Espía, batucada en el parque con la Orquesta Escuela de Ingeniero White y el Taller de percusión de Spurr. Recién llegado de Cosquín, baila el Centro de Jubilados de Ingeniero White, y en el museo taller, Canto Libre, un coro de la ostia auspiciado por el Sindicato de Luz y Fuerza.

En fin, una fiesta divina, que te recontrapone las pilas. ¿Te prendes?

miércoles, 17 de octubre de 2012

ATILIO




El próximo sábado, desde las seis de la tarde, en Ferrowhite celebramos los 80 años de la inauguración de la usina General San Martín. La fiesta va dedicada al gran Atilio Miglianelli y a todos sus compañeros en el castillo.

Esta foto la sacó Cristian Peralta durante el primer encuentro de teatro documental que organizamos en el museo, allá por 2006. Aquel evento se llamó "Nadie se despide en White" y, en efecto, a juzgar por todos los comentarios que dispara la imagen de Atilio por estos días ("un tipazo", "un emblema", "un maestro", "un grande de verdad"), parece haber gente en este puerto a la que nunca se le dice adios. Personas cuyo recuerdo tiene tantísimo que ver con nuestro futuro.

lunes, 15 de octubre de 2012

AÑOS LUZ

Este texto es una versión corregida y ampliada de una entrada publicada en este blog el 7 de noviembre de 2011. Forma parte de "El castillo de la energía", libro en preparación en el que Angel Caputo cuenta su historia como trabajador en la usina Gral. San Martín. 
A.B., N.T. 

Aunque a primera vista parezca una construcción del medioevo europeo, un edificio que, de manera inexplicable, hubiera atravesado el océano para terminar varado en estas costas, el “castillo” del puerto alguna vez fue una usina. Un establecimiento industrial en el que durante décadas se produjo la electricidad necesaria para que funcionaran elevadores y muelles, pero también para que encendieran cada una de las lamparitas, las heladeras, las planchas, las radios y los televisores que fueron poblando los hogares de Ingeniero White, de Bahía Blanca, e incluso, de varias localidades de la región.

“Todo dependía de acá”, dice Nicolás Ángel Caputo. Y es cierto. Contando la historia del castillo tal vez sea posible esbozar una historia de la generación de energía eléctrica a nivel local, actividad básica para comprender el crecimiento de nuestra ciudad a lo largo de buena parte del siglo XX. 67 años para ser precisos, desde su inauguración, el 1° de octubre de 1932, hasta su desguace definitivo en 1999. Una historia que arranca sobre el comienzo del fin de la hegemonía del capital inglés en la zona, y que pasa por la estatización peronista de los servicios públicos, en los cuarenta, y los planes del desarrollismo, en los sesenta, para transformarse, ya en los noventa, en caso testigo del abandono y la destrucción del patrimonio público.

Pero ¿Cómo fue posible que una única central tuviera a su cargo el abastecimiento de energía de una ciudad en permanente cambio durante tanto tiempo? ¿Cuál fue la relación entre oferta y demanda de energía a lo largo de ese extenso período? Veamos.


ELECTRICIDAD Y RIEL
El castillo no fue la primera usina que existió en Bahía Blanca. Como sucedió con el ferrocarril, el establecimiento de un servicio eléctrico en la ciudad tuvo menos que ver con la atención de las necesidades de su población civil, que con las demandas operativas de su puerto. La energía eléctrica llegó para activar los guinches y los cabrestantes que movían cosechas enteras de los vagones a las bodegas de los barcos, es decir, impulsada por los intereses involucrados en la economía de agroexportación.

Por eso, hasta la década del 20, fueron las empresas ferroviarias de origen inglés las principales generadoras de energía. Ejemplos de ello son las dos usinas construidas por el Ferrocarril Sud en Ingeniero White (en 1902 y 1908) para uso exclusivo de las instalaciones de la empresa, y las usinas ubicadas en la esquina de Brickman y Donado (1907) y en Loma Paraguaya (1910), con las que el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico se hizo cargo, además, del alumbrado público y la provisión de electricidad para algunas residencias particulares. Tarea que, a juzgar por las crónicas de la época, no estuvo exenta de numerosos inconvenientes. [1]

En 1924, cuando la empresa Ferrocarril Sud adquirió los bienes del Ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, concentró sus actividades en el transporte ferroviario y en las exportaciones portuarias, abandonando los servicios urbanos de electricidad, gas y transporte tranviario que gestionaba a través de empresas subsidiarias[2]

El 17 de febrero de 1927 el señor Fernando Guerrico, por la comisión local del FCS [3] y los señores Juan Carosio y Atanasio Iturbe, por la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad (CIAE) firmaron el contrato de compraventa de las instalaciones que el ferrocarril tenía en la ciudad para el servicio eléctrico. El cumplimiento de ese contrato quedaba subordinado, según su artículo cuarto, a la sanción por las autoridades municipales de una concesión para producir y suministrar energía en el partido de Bahía Blanca. Por eso, el 21 de febrero, la CIAE hizo la solicitud formal ante el Honorable Concejo Deliberante [4] para que dicha concesión sea promulgada.

La resolución a favor de la nueva compañía no fue inmediata. El asunto fue tratado en varias sesiones [5] debido a las diferencias respecto al precio de las tarifas, la duración del contrato y las repercusiones que el otorgamiento tendría sobre otras “instituciones nacientes” como las cooperativas eléctricas de Punta Alta [6] y de Ingeniero White [7].

Finalmente, en la sesión extraordinaria del 6 de agosto (que comenzó a las 21.45 horas y terminó a las 7.20 del día siguiente), el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad la Ordenanza-Contrato sobre el servicio de electricidad, cuyo primer artículo decía: “Se concede a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad la autorización para producir, introducir, transportar, distribuir y vender energía eléctrica destinada al alumbrado público y particular, fuerza motriz, tracción y cualesquiera otros usos y aplicaciones de la misma en el territorio del Municipio, para uso dentro y fuera del Partido de Bahía Blanca y el uso de todas las calles, caminos, plazas y puentes públicos para la colocación de postes, cables y demás dispositivos y aparatos que se necesiten para la explotación de ese servicio.” [8]

Así, a través de las Empresas Eléctricas de Bahía Blanca S.A (EEBB S.A), una filial que debió crear a los efectos de que el municipio pudiera “discutir cualquier punto en emergencia urgente y para una mejor fiscalización” [9], la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad [10] se instalaba en la ciudad para quedarse, según los términos de la concesión, por un mínimo de veinte años y un máximo de cincuenta  [11].



LA SÚPER USINA
En 1929, EEBB compró al Estado nacional un terreno de 13.242 metros cuadrados sobre la costa de la ría de Bahía Blanca. Como el lugar era un cangrejal al que cubrían las mareas, fue necesario rellenar el terreno con material extraído del dragado del canal principal de la ría e hincar 700 pilotes de hormigón en el el lecho pedregoso del estuario, para convertir a ese espacio ‘ganado al mar’ en terreno firme, seguro para la edificación.

En 1930, siguiendo el diseño del arquitecto de la Ítalo Guiseppe Molinari, la empresa alemana Compañía General de Obras Públicas S. A. (GEOPÉ) comenzó la obra que demandaría dos años de trabajo, el empleo de centenares de obreros y miles de toneladas de hormigón.

Con un equipo de cuatro calderas Babcock-Wilcox y dos turbinas Brown Boveri de 7.500 kilovatios cada una, la central fue inaugurada el 1 de octubre de 1932. Como los 15.000 kilovatios que generaba triplicaban la capacidad de la usina de Loma Paraguaya, el castillo, denominado formalmente ‘Usina Ingeniero White’, era conocido como la “súper usina”.

Con su puesta en marcha, la instalación de subestaciones de distribución en la ciudad y la región, y la explotación de la usina de Loma Paraguaya (hasta 1942), Empresas Eléctricas de Bahía Blanca sentó las bases de un monopolio sobre la provisión de electricidad que se consolidaría a lo largo de los siguientes 16 años.


MONOPOLIO VS.COOPERATIVISMO
En julio de 1934, apenas dos años después de la puesta en marcha de la usina castillo, se fundó la Cooperativa Eléctrica Bahiense Limitada. Compuesta por aproximadamente 2.000 socios, la cooperativa cuestionaba la hegemonía que EEBB mantenía sobre el servicio de energía en la ciudad.
La cooperativa denunciaba que la misma energía producida en la usina de Ingeniero White era vendida a $0,33 en Bahía Blanca y a $0,10 en Punta Alta donde funcionaba desde 1926 la primera cooperativa eléctrica del país. De modo que, donde no había competencia se cobraba un importe alto, mientras que, donde sí la había, se practicaba una política de precios bajos para destruirla [12].
En 1936 la cooperativa obtuvo el permiso del Concejo Deliberante para utilizar calles, caminos y puentes a los efectos de la colocación de postes, cables y demás elementos necesarios para la distribución de energía eléctrica entre sus asociados. Pero el doble veto a dicha ordenanza por parte del intendente conservador Martín Dithurbide (1936-1940), y la promulgación, en 1939,  de la ley 4.742 de servicios eléctricos de la provincia de Buenos Aires [13], dificultaron la posibilidad de instrumentar un servicio alternativo al de la Ítalo. Aunque abocada a otras funciones, la cooperativa eléctrica continuó existiendo hasta 1969, año en que fue absorbida por la Cooperativa Obrera Limitada. 
  

La ciudad iniciaba la década del ‘40 con el suministro eléctrico totalmente concentrado en las EEBB. Un repaso a las memorias de la empresa, permite advertir que, si bien con tendencia a la baja, el gran cliente de la usina durante sus primeros diez años de existencia continuó siendo el propio ferrocarril inglés, que mantenía bajo su dominio el manejo de muelles y elevadores. En 1932, las instalaciones del Ferrocarril Sud requerían para funcionar 20.537 Kilowatts/hora, en tanto el consumo sumado de particulares, oficinas, alumbrado y transporte público (tranvías), es decir, el resto de la ciudad, alcanzaba los 22.554 kw/h [14].

DEL INGENIERO WHITE AL GENERAL SAN MARTÍN
La década de 1940 comenzó con una incipiente intervención del estado provincial en materia energética. La misma ley 4.742 que dificultaba la constitución de cooperativas eléctricas, dispuso la creación de la Dirección de Servicios Eléctricos, encargada de estudiar y de proponer soluciones para atender la creciente demanda de energía.
La participación del estado en el sector eléctrico se incrementó luego del golpe militar de 1943. En marzo de 1944 la Dirección de Servicios Eléctricos, Mecánica y Ferrocarriles, organismo que reemplazó al anterior, derogó la ley 4.742 y comenzó con una tarea centrada en el control de tarifas, la recepción de datos estadísticos de los concesionarios, el asesoramiento técnico a municipios y cooperativas, las restricciones del consumo en oficinas del estado provincial y de las autorizaciones para industrias y comerciantes [15].
La política de intervención en los servicios públicos en general, y de la energía eléctrica en particular, se continuó durante el primer gobierno peronista (1946-1952). El Plan Nacional de Electrificación (1946) tenía, entre otros objetivos, el acrecentamiento de la potencia instalada, la coordinación de la política energética entre la nación, las provincias y las comunas, y finalmente, la estatización del servicio que, en la provincia de Buenos Aires, seguía concentrado en un 95% en empresas extranjeras [16].
En el marco del Plan General de Electrificación de la provincia de Buenos Aires (Ley 5.239 de 1947) y la ley 5.141 de expropiaciones (1947), el 11 de octubre de 1948 se dispuso “la expropiación de los bienes muebles, inmuebles e instalaciones afectados al servicio público de electricidad en Bahía Blanca y Punta Alta, por los que se pagará, en concepto de precio y de indemnización, la suma de 9 millones 157 mil 353.16 pesos, menos la parte que pueda corresponder a las tarifas percibidas por el concesionario en concepto de amortización del capital” [17].
Con un acto presidido por el ministro de Obras Públicas, Raúl Mercante, el 15 de noviembre de 1948 el gobierno provincial tomó posesión del edificio, en lo que sería una de las tres expropiaciones (aunque con indemnizaciones) del gobierno a grupos foráneos [18]. A partir de ese momento, el castillo pasó a depender de la Dirección de Energía y Mecánica de la provincia de Buenos Aires (DEMBA) y su nombre ‘Ingeniero White’ fue reemplazado por el de ‘Gral. San Martín’.

Por la intensidad de las actividades portuarias así como también por el crecimiento demográfico, los requerimientos de energía fueron en permanente aumento. Durante el decenio peronista, la usina debió responder, además, a un aumento de la demanda derivado de la producción e incorporación masiva a la vida doméstica de numerosos artefactos eléctricos de fabricación nacional vinculados a las políticas de promoción de la industria ligera destinada al mercado interno: heladeras, ventiladores, planchas y calefones [19].

En 1947 Bahía Blanca contaba con más de 100.000 habitantes [20]. Para entonces, la “superusina” que a principios de los años treinta podía parecer sobredimensionada con respecto al tamaño de la ciudad que abastecía, comenzaba, a principios de los cincuenta, a ser exigida hasta el límite de su capacidad. De allí que, en marzo de 1954, se anunciara la incorporación de una nueva turbina de 15.000 kilovatios que duplicaría la capacidad de generación de la central General San Martín.

“En el vasto plan eléctrico incluido en el Segundo Plan Quinquenal del gobierno provincial (…) Bahía Blanca tendrá su parte de importancia. Con acertado criterio se ha tenido en cuenta la cada vez mayor demanda de energía, y es así como la usina de Ingeniero White, todavía la más importante del estado bonaerense, contará con una nueva turbina de 15.000 kilovatios, es decir que su capacidad de producción ha de duplicarse.” [21]


LA CARRERA ENTRE NECESIDADES Y PRODUCCIÓN
Pero si la usina entera tardó sólo dos años en construirse, la ampliación de sus equipos generadores debería esperar más de ocho. Las obras anunciadas durante el segundo gobierno de Perón serían inauguradas por el desarrollista Arturo Frondizi, recién en 1962.

Varias notas periodísticas dan cuenta de la paulatina llegada a puerto de equipos y materiales, a bordo de los vapores “Río Bermejo” y “Río Quinto” de la flota mercante del Estado, provenientes del puerto de Génova [22]. Sin embargo habrá que esperar hasta enero de 1959 para que se inicien las obras de montaje, con la construcción de las bases de hormigón de las nuevas calderas [23].

Finalmente, tres calderas y dos turbinas fabricadas por la compañía Franco Tosi, en Legnano, Italia, fueron inauguradas, ante el presidente Frondizi en persona,  el 10 de febrero de 1962. En esa misma oportunidad se habilitaron los laboratorios de agua y aceite (donde hoy avanza la Rambla de Arrieta) y el taller regional de reparaciones (en el que actualmente funciona Ferrowhite). 


Aunque el castillo amplió su capacidad generadora, para entonces había crecido también la demanda y la zona a abastecer. Un informe publicado por La Nueva Provincia en julio de 1968, estima que en aquel año la usina atendía a una población que superaba los 430.000 habitantes, e incluía, además de a Bahía Blanca, White, Cerri y Cabildo, a otras 17 localidades de la región: Tornquist, Pigüé, Coronel Suárez, Guaminí, Adolfo Alsina, Puán, Espartillar, Arroyo Corto, Goyena, Dufaur, Sierra de la Ventana, Saldungaray, Pehuen-Có, Bajo Hondo, Médanos, Algarrobo y Coronel Dorrego. Sólo en el decenio 1957/1967 el consumo de energía se había casi triplicado pasando de 58 a 143 millones de kilovatios/ hora.

“La carrera entre las necesidades de energía y la producción presenta por ahora un balance favorable para la segunda, pero, indudablemente, se está llegando a un límite. (…) Las tres calderas existentes tienen una capacidad de generación de vapor de 18.000 kilovatios cada una. Dos están permanentemente en servicio para atender la demanda y una se encuentra en reserva o en reparación, según los casos. Si se tiene en cuenta que los consumos “pico” que se producen precisamente ahora, de junio a agosto, alcanzan a los 36.000 kilovatios, puede observarse que la usina está abasteciendo a la ciudad y la zona justo en el límite.” [24]


DE VIDA O MUERTE
Con el castillo trabajando al máximo de su capacidad, sin equipos de reserva suficientes, y con la usina de la Base Naval Puerto Belgrano como único auxilio en caso de emergencia, cualquier accidente o desperfecto podía ocasionar la suspensión del servicio eléctrico.

El 11 de diciembre de 1966 un ratón se escabulle en el generador n°1 produciendo un cortocircuito que deja sin luz a toda la ciudad. No es el primer roedor que trae problemas. Según la crónica “es la tercera ocasión en que una causal de ese tipo provoca inconvenientes” [25]. Para entonces, es ya famoso el corte provocado por un gato, incidente que habría llegado a las páginas de periódicos de Nueva York y París.

Noticias como esta se repiten por aquellos años. “Más de 17 horas sin luz en Bahía Blanca y la zona” reza el título principal de La Nueva Provincia del 4 de noviembre de 1968, atribuyendo el suceso a otro cortocircuito, esta vez en las barras de alta tensión que recibían la energía de los generadores. Se trata del apagón más largo del que se tenga registro en los, hasta aquel momento, 36 años de historia de la usina. Record que será superado poco después cuando la rotura de un tubo de combustible y un principio de incendio, dejen en sombras a Bahía durante “18 horas y 35 minutos” [26].


Estos inconvenientes no sólo afectaban a la vida de la ciudad. Ingeniero White vive por aquellos años el auge de la exportación de frutas del Valle del Río Negro. “Nuestro problema es de vida o muerte. Los cinco millones de cajones de fruta exportados este año nos obligan a pensar en soluciones rápidas (…) En el caso de los frigoríficos de fruta, un apagón provocaría la pérdida de muchos millones de pesos” [27]. Así se expresan representantes de la Corporación del Comercio y la Industria ante el ingeniero Adalberto Luccini, interventor de la Dirección de Energía de Buenos Aires (DEBA) durante el gobierno de Onganía, quien les asegura que, en caso de inconvenientes, el suministro de energía para las operaciones portuarias tendrá prioridad por sobre el resto de los usuarios.

La respuesta más o menos inmediata a las quejas de grandes empresarios y ciudadanos de a pie, fue la incorporación de una turbina a gas comprada en Alemania a la empresa Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft (AEG), e instalada en el castillo entre febrero y marzo de 1969. [28] Un generador similar sería emplazado en Villa Rosas sobre fines del mismo año. Como estos equipos entraban rápidamente en funcionamiento, lograban suplir con eficiencia la provisión del servicio cuando el consumo aumentaba. Por otra parte, se iniciaron las tareas de interconexión con la usina de Necochea, obra incluida en el plan de interconexión provincial que sería terminada recién en 1971 [29].

Sin embargo, a pesar de las mejoras y ampliaciones, los problemas de abastecimiento no desaparecieron. Por eso, y ante la perspectiva de la creación de un polo petroquímico que, evidentemente, incrementaría el consumo energético, a principios de la década de 1970 se empezó a considerar la posibilidad de construir una nueva central. Dos eran los proyectos que se evaluaban en esos años. Uno proponía la instalación de una usina nuclear con una potencia de un millón de kilovatios (tres veces superior a Atucha [30]), mientras que el otra preveía la creación de una central térmica que aprovechara el carbón de Río Turbio.
Luego de muchas idas y vueltas, en 1978, en plena dictadura militar, se decidió por la segunda opción y se confeccionaron los pliegos, bases y condiciones para la instalación de la usina Comandante Luis Piedra Buena, que aún tardaría otros diez años en entrar en funcionamiento.

EL ÚLTIMO QUE CIERRE LA PUERTA Y APAGUE LA LUZ
En la década de 1980, con la incorporación de Bahía Blanca al sistema de interconexión nacional a través de líneas de 132 KV, la usina General San Martín perdió la exclusividad en la provisión de energía y poco a poco se volvió menos importante. Sin embargo, el castillo todavía resultaba útil para la ciudad. De hecho, en 1982 se hicieron importantes trabajos (como retubar las calderas y cambiar los álabes de las turbinas) porque se especulaba que, con la habilitación de la nueva central de mayor capacidad de generación, esta usina quedaría para el abastecimiento exclusivo del polo petroquímico local.

Nadie imaginaba lo que pasaría sólo seis años más tarde. El fin del castillo en tanto que usina llegó en diciembre de 1988, cuando desde La Plata se decidió detener las calderas y las turbinas. El cierre de la usina coincidía con el fin de una era. A partir de 1989, el gobierno de Carlos Menem encararía la privatización del sector energético nacional.

Sin embargo, por un momento pareció que la posibilidad de volver a poner al castillo en marcha no se había perdido por completo. En 1993 hubo un intento de repotenciar su funcionamiento y para ello, algunos de los antiguos trabajadores, Ángel Caputo entre ellos, fueron convocados para realizar los trabajos de reparación y alistamiento general de las máquinas. La máquina 4 quedó reparada y lista para trabajar cinco años más, pero sin el apoyo político que hubiera sido necesario para la recuperación, el intento quedó en eso.

Por el contrario, en 1997, antes de la privatización de la Empresa Social de Energía de la provincia de Buenos Aires (ESEBA S.A.) [31], el gobierno provincial ordenó el remate de toda la maquinaria del complejo (turbinas, transformadores, repuestos…). El resto fue desguazado entre 1999 y 2000. Roberto Salvucci, dibujante técnico de la usina resume: “Es como si vos a un auto le hacés el motor de nuevo, le hacés chapa y pintura y, después, lo partís al medio” [32].

"Salvemos al castillo". Boceto para serigrafía realizado por Noe Maceratesi en el taller "Cómo funciona la cosa".

En 2001 el edificio de la usina, los talleres y el predio fueron entregados por ESEBA S.A Residual a la Municipalidad de Bahía Blanca. En 2002 el castillo fue declarado monumento histórico nacional por la ley 25.580, promovida por el diputado nacional Luis Brandoni, y en el mismo año fue declarado monumento histórico y patrimonio cultural provincial por la ley provincial 12.932, propuesta por la senadora provincial Alicia Fernández de Gabiola. En 2004, luego de dos años de trabajo las persianas del taller regional volvieron a levantarse con la apertura de Ferrowhite. El resto de la historia es más o menos conocida.  
  
Pero, como dijimos, para que durante más de cincuenta años la usina produjera energía eléctrica, además de máquinas, caños, fuego y vapor, fue necesario el trabajo de alrededor de 150 personas entre personal de turno y de mantenimiento [33]. 150 trabajadores entre peones, medio oficiales, oficiales especializados, capataces, jefes de sección y de turno que se encargaban de trabajos específicos, aunque relacionados entre sí, dentro de las numerosas secciones existentes: máquinas, calderas, electricidad, regulación, laboratorios de agua y aceite, taller regional, carpintería, pintura, hojalatería, almacén. Sobre ellos nos cuenta Ángel en su libro. 
  

BAHÍA, “POLO  ENERGÉTICO” 
El castillo, decíamos al principio, no fue la primera usina de la ciudad. Tampoco la última. Y no nos referimos solo a la central Piedra Buena. En septiembre de 2011, el diario La Nueva Provincia titula: “Ya piensan en una nueva termoeléctrica” [34]. En junio de 2012, el rumor parece confirmarse: AES Corporation, una empresa estadounidense, invertirá 1.000 millones de dólares para construir la central térmica Almirante Guillermo Brown en la localidad de Gral. Daniel Cerri. 

En plena crisis energética nacional -derivada para algunos del crecimiento económico, para otros de la falta de planificación e inversión- hay quienes piensan a Bahía Blanca como un nuevo ‘polo energético’. Una central eléctrica, una mega refinería, una planta regasificadora son algunos de los proyectos que circulan alrededor de esta premisa. Como en otras etapas de la historia de la ciudad, el debate se actualiza: en qué consiste el carácter público de un servicio, para qué sirve esa energía y cuáles son las alternativas (tecnológicas y organizacionales) para responder a esas necesidades, son algunas de las preguntas que vuelven a plantearse.


GRACIAS
Esteban Sabanés
Roberto Salvucci
Héctor Guerreiro
Ana Miravalles
Personal del archivo del Concejo Deliberante
Trabajadores de la usina que fueron entrevistados



[1] Guerreiro, Héctor. “Caminos de hierro en Bahía Blanca. Ferrocarril Pago Chico.”, boletín informativo n°46, marzo-abril de 2009.
[2] Compañía Sud Americana de Luz y Fuerza Limitada, Compañía de Gas de Bahía Blanca Limitada y Compañía de Tranvías de Bahía Blanca.
[3] Las empresas que esta comisión incluía eran: Ferrocarril del Sud de Buenos Aires Limitada, Ferrocarril de Bahía Blanca y Noroeste, Compañía Sud Americana de Luz y Fuerza y Compañía de Gas de Bahía Blanca Limitada. Copia correspondiente al contrato N° 6.906.N/1.420 137/B.B/N.30 entre FCS y CIAE del 17 de febrero de 1927. Archivo Guerreiro- Ferrowhite.
[4] Libro 19 (1923-1927), Acta Nº 14 correspondiente a la sesión del 21 de febrero de 1927 [Folios 348-364]. Archivo HCD de la ciudad de Bahía Blanca.
[5] 23 de mayo (acta Nº 36), 3 de junio (acta Nº 38), 11 de julio (acta Nº 46), 25 de julio (acta Nº 48), 5 de agosto (acta Nº 50) y 6 de agosto (acta Nº 51).
[6] Fundada en 1926 y habilitada por el HCD en la sesión del 23 de mayo de 1927. Libro  20, Acta N° 36 [Folios 101-126]. Archivo HCD.
[7] Fundada en 1927, la cooperativa Eléctrica de Ingeniero White nunca obtuvo el permiso para funcionar.
[8] Los concejales que asistieron a la sesión fueron: Agustín Arrieta, Ramón Ayala Torales, Estanislao Boffi, Carlos E. Cisneros, Nicolás C. Caprece, Luis Harrington, Mario M. Guido, David Justus, Federico Mela, A. T. Marcellino, Pilade Maffi, Francisco Lódolo, J. F. González, Manuel Lucero, Moisés Tapiero y Emiliano Troncoso. Estuvieron ausentes sin aviso: Martín Dithubide, Alberto Medus, Florencio Melzi, R. Olaciregui, Eduardo Pont, José M. Pérez Bustos y Jesús Zárraga. Libro 20 (1927), Acta Nº 51 correspondiente a la sesión del 6 y 7 de agosto de 1927 [Folios 309-336] Archivo HCD de la ciudad de Bahía Blanca.
[9] Libro 20, Acta Nº 48 correspondiente a la sesión del 25 de julio de 1927. Archivo HCD.
[10] La CIAE (fundada en 1912 por Brown Boveri, Pirelli y un grupo de capitalistas argentinos) pertenecía, a su vez, a la Société Suisse- Américaine d’ Electricité, grupo financiero con domicilio legal en Zurich, Suiza. Ver Lanciotti, Norma, “Inversión extranjera y marcos regulatorios. Las empresas de electricidad en Argentina, 1890-1956”, en V Coloquio Anual de Historia de las Empresas, Universidad de San Andrés, Buenos Aires, 2007, pp. 12-13.
[11] La empresa podía solicitar ante la Legislatura de la provincia de Buenos Aires la extensión del período de concesión hasta un máximo de treinta años. Libro 20, Acta Nº 46 correspondiente a la sesión del 11 de julio de 1927. Archivo HCD. En octubre de 1932, la empresa obtuvo por decreto del poder ejecutivo de la provincia de Buenos Aires, una prórroga en la concesión del servicio por quince años. Consultar “Balance correspondiente al año 1932 [1933]”, en Empresas Eléctricas de Bahía Blanca, Annual Reports (1930- 1942), Archivo Ferrowhite.
[12] Cooperativa Eléctrica Bahiense, Demanda de inconstitucionalidad de la ley Nº 4742 de Servicios eléctricos de la Pcia. de Bs. As., Coop. Eléctrica Bahiense Ltda., Bahía Blanca, 1940.
[13] Esta ley imponía a los prestatarios del servicio de energía eléctrica una serie de condiciones fáciles de cumplir para grandes empresas como EEBB, pero prácticamente imposibles para una cooperativa: la obligación de dar luz a cualquiera que lo pidiera y la acreditación efectiva, al momento de solicitar la concesión, de la realización del 40% del capital que debían tener.
[14] Consultar “Balance correspondiente al año 1931 [1932]”, en Empresas Eléctricas de Bahía Blanca, Annual Reports (1930- 1942), Archivo Ferrowhite.
[15] La Scaleia, Luis, "El estado empresario y las políticas públicas en el sector eléctrico en la
provincia de Buenos Aires, 1946 – 50”, en Primer Congreso sobre el peronismo: la primera década, Red de estudios sobre el peronismo, Mar del Plata, 2008, pp.6 -7.
[16] La Scaleia, Op. Cit., p.4.
[17] La Nueva Provincia, 4/11/1948.
[18]  El 27 de noviembre de 1948, el gobierno nacional prohibió las expropiaciones por los juicios que los concesionarios hacían al estado por las diferencias en las valorizaciones de las instalaciones afectadas. Otras dificultades, de orden económico, complicaron más la concreción del Plan de Electrificación, que fue anulado y reemplazado por otro. Ver La Scaleia, Op. Cit., pp. 10-11. 
[19] La Scaleia, Op. Cit, p.3.
[20] La Scaleia, Op. Cit, p.3.
[21] LNP, 15/3/1954.
[22] LNP, 15/12/1955, 21/1/1956  y 15/7/1956.
[23] LNP, 28/1/1959.
[24] LNP, 3/7/1968.
[25] LNP, 12/12/1966.
[26] LNP, 29/1/1969.
[27] LNP, 13/11/1968.
[28] LNP, 9/2/1969 y 27/3/1969.
[29] LNP, 30/8/1971.
[30] LNP, 23/1/1972, 12/6/1972, 15/8/1972 y LNP, Sesquicentenario de la fundación de Bahía Blanca, Bahía Blanca, 1978.
[31] En agosto de 1990, las funciones de la empresa provincial fueron escindidas. A partir de entonces, la Empresa Social de Energía de la Provincia de Buenos Aires Sociedad Anónima (ESEBA S.A.) pasó a encargarse de las actividades de explotación, quedando DEBA (que más adelante se denominaría Ente Provincial Regulador Energético) para las funciones político- administrativas.
[32] Entrevista a Roberto Salvucci, 31 de agosto de 2012. Archivo Oral Ferrowhite.
[33] Cabe aclarar que esas 150 personas incluyen solamente al personal que trabajaba en la usina. En el distrito sur de DEBA llegaron a trabajar alrededor de 1800 personas, entre las secciones de administración, almacén, personal, distribución.
[34] LNP, 29/9/2011.