viernes, 14 de octubre de 2011

SIEMPRE FUIMOS COMPAÑEROS



No nos íbamos a quedar con Peñacorada llorando sobre los escombros derramados.
Fuimos a entrevistar a su amigo y compañero Roberto Brizio, 74 años, tornero y técnico, primero del Nomenclador Único de Materiales, y luego, de la oficina de Producción hasta su retiro de Talleres Bahía Blanca, en 1979.

Y son amigos entrañables no solamente porque Peñacorada cumple el 8 de noviembre, Brizio el 18 de noviembre (tienen los dos la misma edad) o porque Brizio tenía el número de chapa 802 y "Peña" el 813, o porque se ríen juntos con sólo mencionar un nombre o un lugar. Contaron bromas y anécdotas graciosas, hablaron de la solidaridad  (ya sea en cuestiones de salud, o de milonga), del valor de la palabra y la lealtad entre los compañeros del taller, y de la huelga del 61:

Yo tenía puesta una escalera, porque te venían a buscar, ¿te acordás?, una escalera para saltar, para irme a la miércoles, contaba Brizio. Con 42 días de huelga, cuando Frondizi puso los camiones, que sacó los ferrocarriles, por eso soy un firme defensor del almacén de barrio,  el almacenero me dijo: "Roberto, llevá lo que precises", por eso soy un firme defensor del almacén de barrio.

Ahora bien, quienes hayan estado en Talleres Bahía Blanca a fines de los años 60 sabrán por qué fui a entrevistar a Brizio. Pero él, hombre de ingenio brillante, a quien su capacidad para la respuesta rápida y mordaz frente a la ignorancia y la prepontencia casi le cuesta muy cara, sobre lo que le pasó no quiso hablar. 

De esto ahora pasarán a ser los talleres: de lo que cuenten, de lo que callen, de lo que inventen o idealicen, de lo que olviden o repitan cien veces quienes constituyeron -como los ladrillos- el cuerpo mismo del taller.

Esto me escribió Mario De Simón el día que vio las fotos:

He visto en el blog del museo la demolicion del taller, ahora pasaran a ser realmente invisibles, se reconstruirán en la memoria por los testimonios de los que formamos parte de él.

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